viernes, 4 de abril de 2008

Ecologismo a los pedos


Queridos hermanos: cuando uno quiere buscar inspiración, generalmente apela a lo majestuoso, a algo fuera de lo normal, a aquellos hechos que marcan la diferencia entre un ser humano común y alguien que es protagonista de su destino. Comienza por revisitar a Julio César y la invasión de las Galias, va hacia atrás indagando los movimientos del cartaginés Aníbal Barca y su paquidérmico cruce de los Alpes, se transporta hasta el siglo XX e imagina un soldado del Ejército Rojo resistiendo a los nazis y al frío en las puertas de Moscú. Hoy la batalla se desarrolla fuera del plano de la conquista militar.

En lo que a mi respecta, creo que el heroísmo es una mística innecesaria que soslaya lo más importante que tiene cada hombre y mujer sobre este planeta: la normalidad. ¿Por qué no puedo pensar que Julio César era un romano como tantos otros? ¿O que el hijo de Amílcar Barca y hermano de Asdrúbal no necesitaba comer y dormir? ¿O que el pobre ruso cagado de frío, enbondiolado en un uniforme soviético, esquivando artillería del fascismo alemán, no necesitaba tirarse un pedo? He arribado al punto que quería tratar.

Debo decirles, queridos hermanos, que el planeta está en peligro. Está en juego nuestra homeostásis, nuestro lazo natural con el mundo: hemos sacado más de lo que nos corresponde. Por nuestro bien y el de nuestros hijos, estamos obligados a tomar decisiones concretas para retornar al patrón del equilibrio. Y la acción sobre el mundo debe partir de la cotidianeidad de las pequeñas cosas. Amigos: es necesario dejar de reprimir las flatulencias. Nuestros fragantes ocotes serán los vectores del cambio.

Tirarse un pedo es el más maravilloso acto de libertad que un hombre puede hacer, es gritar a los cuatro vientos "¡yo sí puedo!", es devolverle a la madre tierra parte de lo que nos dió. Acciones como limpiar pingüinos empetrolados, enfrentarse a una pala mecánica que desforesta un bosque nativo con una pancarta, o colgarse de un buque nipón repleto de furiosos samurais balleneros, son acciones dignas sólo para aquellos cobardes que necesitan sentirse importantes siguiendo las convenciones de la manada. Nosotros, los hombres libres del mundo, los que resistimos estoicamente la pacatería burguesa, firmamos nuestros actos con una ruidosa y olorosa marca personal: nuestro culo es una birome, el mundo un papel, y el pedo un autógrafo que dice "querido planeta Tierra, yo te amo". ¡A la mierda con Greenpeace! Y digo esto porque tirarse un pedo es el ecologismo más honesto, es asegurar sin pompas la continuidad del reciclaje natural. Hermano, el mundo es generoso contigo, devuélvele lo que te ha dado.

Algunos pusilánimes podrán cuestionar lo que digo. Seguramente dirán que bien puede uno cagarse en soledad. Esas lacras reprimidas intentan intimidarnos, quieren hacernos creer que debemos cubrir nuestra lucha con el manto del pudor. Al mismo tiempo, intentarán hacernos sentir como parias, olisquearán el aire con la nariz funcida y los ojos lacrimosos, dirán que somos asquerosos... ¡Bárbaros, no han entendido nada! ¿Hasta cuando se guardarán lo que no es suyo? A esas basuras les digo que he tomado una decisión: voy devorarme una olla de guiso, y después de eso saldré a la calle a ofrecerle al mundo el mejor de los conciertos, la más maravillosa música que sus oidos registren. Iré casa por casa, oficina por oficina, fábrica por fábrica, dejando a mi paso mi más hondo clamor, sellando con el planeta la alianza más esperada: el compromiso del hombre por un mundo más equilibrado.

Amigos, háganle un favor al planeta: tiren pedos por todas partes. Tiren pedos en las plazas, en las peatonales, en el transporte público, en los jardines de infantes, en los hogares de ancianos, en la terapias intensivas, en los restaurantes, en las casas de sus amigos, en las camas de sus novias. A las mujeres les digo basta de pedos tímidos, basta de mejillas sonrojadas: a los hombres de verdad nos encanta compartir cosas, sentimos cada pedo como un homenaje, un "aquí estoy junto a tí, amor mío, compartiendo tu lucha".

Para despedirme los dejo con uno de nuestros videos educativos: "El Pedo y el Arte. Continuidad y Ruptura". No puedo revelar la identidad de este artista, pero puedo asegurarles que tiene una sólida formación de conservatorio. Recuerden: esta lucha la hacemos entre todos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

EL PEDO ES EL GRITO DE LIBERTAD DE LA MIERDA OPRIMIDA!!
SIN MAS QUE ACOTAR LO DEJO CON EL DESEO DE QUE TODO POR ALLI ESTE EN PERFECTO ORDEN...

TK
Malvi