jueves, 29 de mayo de 2008

Infierno Personal


Sueño un sueño andariego, de esos que cansa caminar. Camino un cansancio prohibido, de esos que gusto soñar. Imagino un libro vendido, tres paredes sin techo, un frío cojudo que jode, aprieta, y manda sobre cosas que sobrepasan mi temperatura corporal.

Es un invierno pulgoso, hay cuatro ratas pelotudas que ni pelean por un pedazo tirado de pan: lo observan desde lejos, olisquean el aire, y después se miran entre ellas. Quizás algún día empiecen a cooperar, pero son ratas en sueños, y he decidido esta misma noche dejar de soñar. Sin embargo, son decisiones en sueños que sólo obedezco si me duermo, porque despierto me gusta soñar.

Si lo que pasa tiene nombres, es una enfermedad convencional. Elijo un vademécum antiguo, podrido, tan útil para nombrar. La soledad es como la gripe, llega con el frío, y se sufre peor en el verano (o sea, cuando nadie más la padece, la gripe es más gripal). Hoy que todos somos una patota de exquisitos engripados, nos reímos juntos de la diabetes, que es otra enfermedad. Aunque mis sueños sean complicados, comparten, en líneas generales, aspectos con el mundo real. Malas noticias, mis amigos: parece que la risa no es un Dristán. Tampoco preciso medicamentos, porque son sueños que no morirán en la escarcha.

Esta triste road movie atraviesa mi infierno personal: los fuegos eternos son brasas que curan la gripe, pero es un infierno de tránsito en el que no me puedo quedar. Lo privado no es eterno, es privado y nada más. El infierno compartido se congela, privándose de quemar.

La custodia al final del infierno está a cargo de una mujer que se parece a Angela Basset. Me guiña un ojo y me abre la puerta, sabe que las ratas y el frío se quedan atrás. Hay un infierno distinto adelante, y me encanta caminar.

1 comentario:

Adri dijo...

Me mató esa metáfora de que "la soledad es como la gripe"...
Por más que la risa no sea como un dristán, siempre existe un vinito que puede curar su mal (aunque sea momentanéamente...)
A ver si nos vemos pronto, muchacho ocupado!
Un beso,

Yogui :)