
Pero heme aquí, con mis dedos saltando en el teclado para confesar una crisis más. Es crítico porque creo haber encontrado lo que tengo ganas de hacer, pero la materia prima se esfuma: para ser claro, experimento lo que debe sentir un carnicero que ve como se abre la puerta del freezer, se asoma una media res, se pone una tira de chorizos como bufanda y una hamburguesa por escarapela, y escucha atónito que ese pedazo de carne que alguna vez fué vaca le dice "me voy a un asado en la unidad básica, no me esperes despierto", mientras le lanza un beso soplado y afana un tetra de vino Toro de la estantería.
Obviamente, le echo la culpa a cualquier cosa. A veces puteo a los fantasmas, pero sé que no vivo en el plano de los muertos.
¿Qué pasa? ¿Es porque tengo un perfil en Feisbuc?
¿Es porque ando mucho en bici?
¿Es porque tengo un laburo en el cual aleatoriamente me dedico a escribir?
¿Es porque tengo una tesis que terminar y no me dan ganas?
¿Deudas pendientes?
¿Dudas pendientes?
¿Estaré aburguesado?
¿Estaré hamburguesado?
¿Estaré?
Creo que es hambre, nomás. Hay arroz con atún. Pero tengo ganas de otra cosa.